El trastorno narcisista de la personalidad se define esencialmente por la necesidad de la persona que lo padece de ser admirada, de que los demás reconozcan en ellos/ellas lo especial que son y lo sobresaliente de sus cualidades y aptitudes. Junto a esta característica distintiva, hay que resaltar la falta de empatía hacia los sentimientos de los demás.
La exageración de sus virtudes y la falta de autocrítica hacen que aparezcan ante los demás como personas presumidas y petulantes y vanidosas.
El sentimiento de ser especiales los lleva a buscar la compañía de personas que cree son tan únicas y especiales como él/ella y considera a su grupo de amigos y al entorno social con el que se relaciona como superior a los demás, debido a sus cualidades y talentos.
Potencia e impotencia son dos sentimientos opuestos que están presentes en todos nosotros. La proporción en la que los experimentamos determina nuestro mayor grado de bienestar o sufrimiento.
Si me siento potente para emprender un proyecto y lo llevo adelante y esa acción es coronada con el éxito me sentiré satisfecho y la potencia inicial se traducirá en un sentimiento de poder que se transformará en una fuente de satisfacción.
Si me siento inclinado al amor y efectivamente cultivo los vínculos afectivos y doy el amor que tengo a los demás en las formas del compañerismo, la amistad, la solidaridad y la relación amorosa de pareja.
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