El refugio en la enfermedad es una conclusión a la que se llegó tempranamente en la psicología clínica.
Por un lado está la primera vez en que la persona busca refugio en la enfermedad. Ese primer escondite protege a la persona de todo lo que teme de sí mismo y del mundo.
Entonces, podemos decir que se escapa de la realidad y se refugia en un escondite en el que siente que está a salvo.
Ese escondite puede ser un conjunto de síntomas que forman un trastorno: Por ejemplo una fobia cualquiera, una obsesión, una hipocondría, un delirio, una psicopatía, etc.
Esa primera vez suele hacerse notar en la adolescencia con mucha nitidez, aunque si nos esforzamos podríamos identificar un inicio mucho más temprano.
Con mucha frecuencia, los trastornos típicos de la adolescencia producen una gran confusión y activan innumerables temores a los que los adolescentes hacen frente con la ya conocida por ellos respuesta de la huida.
La actuación en la terapia se podría describir de la siguiente manera:
La paciente entra ( en este ejemplo pongo por caso una mujer ), se sienta y tras los saludos de rigor, saca su kit de maquillaje y, tras preguntarle al psicólogo si no le molesta que mientras hablan ella se maquille, empieza a mirarse en un pequeño espejito y a maquillarse.
Lo primero que le sucede al psicólogo es que se sorprende con semejante conducta. Repuesto de la sorpresa, intenta comprender el inusual comportamiento de la paciente.
Lo primero que llama su atención es que la paciente actúa como si le restara importancia a la situación terapéutica. El mensaje que trasmite con su actitud, es que no espera mucho de la terapia y menos aún, de lo que cabría esperar del terapeuta.
La interpretación de la actuación
El psicólogo observa en silencio como la paciente se maquilla mientras esta hace alusión distraída de alguna cuestión que la tiene preocupada, al tiempo que le echa un rápido vistazo a su interlocutor, como para asegurarse que ha prestado atención a lo que dijo.
El diagnóstico es una etiqueta que confunde al paciente más de lo que lo aclara.
El diagnóstico es una etiqueta que sirve como orientación muy general y en la mayoría de los casos muy imprecisa al Psicólogo para orientarse en la neblina del complejo territorio que es el universo personal del paciente.
Los pacientes me suelen decir: He estado leyendo sobre el trastorno obsesivo compulsivo y me doy cuenta que yo tengo mucho de los síntomas que lo describen. He estado leyendo del trastorno bipolar dice otro y creo que me veo muy identificado con ese padecimiento.
Me he informado – dicen algunos y algunas – en internet sobre los diferentes tratamientos y los variados trastornos psicológicos y creo que lo que necesito es una terapia cognitivo- conductual centrada en el presente porque según lo que he leído yo padezco un trastorno límite de la personalidad.
Toda esa información, no añade ningún beneficio al tratamiento. Muy por el contrario, lo único que hace es estigmatizar a las personas y etiquetarlas con un rótulo que les da cierta tranquilidad.
El trastorno narcisista de la personalidad se define esencialmente por la necesidad de la persona que lo padece de ser admirada, de que los demás reconozcan en ellos/ellas lo especial que son y lo sobresaliente de sus cualidades y aptitudes. Junto a esta característica distintiva, hay que resaltar la falta de empatía hacia los sentimientos de los demás.
La exageración de sus virtudes y la falta de autocrítica hacen que aparezcan ante los demás como personas presumidas y petulantes y vanidosas.
El sentimiento de ser especiales los lleva a buscar la compañía de personas que cree son tan únicas y especiales como él/ella y considera a su grupo de amigos y al entorno social con el que se relaciona como superior a los demás, debido a sus cualidades y talentos.
La Psicopatología se ocupa de los problemas mentales.
Y… ¿Qué son los problemas mentales?
A diferencia de los problemas físicos, los problemas mentales no se ven directamente.
El dolor de estómago supone un objeto que es el estómago, algo visible y palpable. Y cualquier afección de órgano supone un órgano afectado y por lo tanto algo físico, visible y palpable directamente. Esto sucede con cualquier enfermedad física.
La enfermedad mental nos enfrenta con otra dimensión
La enfermedad mental o cualquier trastorno psicológico particular, se aloja o discurre por las ideas, las imágenes y las emociones que las impregnan.
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