Preferir el síntoma al placer es una frase que hace referencia a una elección a la que se ven arrojados los pacientes durante las primeras sesiones de terapia.
Algunos pacientes acuden con entusiasmo a la terapia sin saber a ciencia cierta de que se trata. Una vez que uno los introduce en la cuestión nota que realmente no tenían ni idea de que se trataba.
A poco de andar, es evidente que acuden a la terapia con la idea de que uno les dará consejos y que esos consejos le servirán para eliminar el sufrimiento de sus vidas.
La desilusión y sobre todo la perplejidad sobreviene cuando se dan cuenta que la psico-terapia no se trata de eso, sino más bien de un camino de análisis y descubrimiento en el que la mayor parte del trabajo recae sobre el propio paciente.
Las dos verdades hacen referencia a una situación ineludible del desarrollo.
Mientras crecemos, las experiencias vitales a las que nos enfrentamos despiertan en nosotros pensamientos y deseos, ideas e inclinaciones, en fin, intenciones de cumplimiento de propósitos que no siempre son bienvenidos por nuestros padres y nuestros educadores.
Tal situación, obliga a el niño o niña que está creciendo y descubriendo el mundo que lo rodea a la par que a sí mismo, a buscar un modo de ser aceptado y aceptarse dentro de su entorno afectivo y social.
Poco a poco, pero sin descanso y de manera bastante dolorosa, el niño y la niña en cuestión, tendrán que aceptar la renuncia a muchos de sus requerimientos y caprichos, a muchas de sus inclinaciones, entre las que se encuentran como protagonistas indiscutibles las egoístas y las agresivas, para iniciar un trabajo de reemplazo de esas inclinaciones por unas más aptas para la vida social.
El orden y el caos conviven y se solapan o se suceden de manera consecutiva a lo largo de nuestra vida dependiendo del momento de crecimiento en que nos encontremos y de las circunstancias vitales que atravesemos.
La razón y los instintos, el intelecto y los sentimientos, las ideas y las emociones, pueden encontrar cierta comunidad y armonía o por el contrario, enfrentarse en abierta discrepancia llegado el caso y debemos estar preparados para conciliar esas contradicciones.
Son muchos los casos en que se llega a una solución en la que se toma partido por un bando y se abandona el otro.
Si una persona no encuentra la forma de conciliar el orden y el caos que la habita, es posible que se decida por uno de ellos. Si opta por el orden, combatirá su caos con vehemencia e intentará que este desaparezca de todas las manifestaciones de su conducta, tanto pública como privada.
Los duelos son esas experiencias que tienen que ver con aceptar la pérdida de algo o de alguien que por la simple razón del paso del tiempo se produce en diferentes momentos de nuestra vida.
Los duelos, entonces, tienen que ver con el paso del tiempo y con el desarrollo de nuestra experiencia.
Un ejemplo claro es el de los sentimientos y las ideas que vamos adquiriendo según crecemos y las desilusiones a las que debemos enfrentarnos debido a nuestro desarrollo físico y cognitivo.
Así, mamá y papá, no van a significar lo mismo para nosotros a los cinco años, a los diez, a los quince, a los veinte y a los veinticinco.
Nosotros mismos nos vamos a tener que ir conociendo nuevamente según vayamos creciendo, y en ese aprendizaje vamos a tener que abandonar muchas formas de sentir y de actuar y recibir y aceptar nuevas maneras de afrontar las situaciones mas adaptadas a nuestro momento vital.
La persona perfeccionista es extremadamente exigente consigo misma a la hora de ver el resultado de sus acciones, de manera tal, que cualquier crítica de su comportamiento o de los resultados de su conducta, pone en marcha un malestar psicológico y físico que lo mantiene realmente mal durante mucho tiempo.
El afán de perfeccionismo
El afán de perfeccionismo en el perfeccionista, mantiene alerta una serie de autocontroles que se transforman en exigencias de rendimiento muy intolerables con la crítica o la observación de otras personas.
Así, aunque la crítica sea constructiva o pretenda sumar elementos que enriquezcan el resultado obtenido por la persona perfeccionista, ésta se mostrará descontenta con toda contribución externa que señale que su trabajo individual es mejorable.
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