La práctica clínica, que no es otra cosa que el tratamiento psicológico, se adentra en el mundo de las vivencias personales.
Esta obviedad, que puede parecer risueña, enfatiza el hecho de que la manera de ver, sentir e interpretar el mundo de un/a paciente será muy diferente del de otro/a.
Sin embargo, en el mundo de las ciencias exactas esta característica no tiene sentido.
Las leyes físico-matemáticas no admiten interpretaciones personales y se basan, exclusivamente, en la objetividad de la evidencia universal.
Entonces, quien se anime a discutir la ley de la gravedad, el electromagnetismo, la organización interna de las células o los elementos químicos de la tabla periódica, enseguida será desautorizado.
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