El orden y el caos conviven y se solapan o se suceden de manera consecutiva a lo largo de nuestra vida dependiendo del momento de crecimiento en que nos encontremos y de las circunstancias vitales que atravesemos.
La razón y los instintos, el intelecto y los sentimientos, las ideas y las emociones, pueden encontrar cierta comunidad y armonía o por el contrario, enfrentarse en abierta discrepancia llegado el caso y debemos estar preparados para conciliar esas contradicciones.
Son muchos los casos en que se llega a una solución en la que se toma partido por un bando y se abandona el otro.
Si una persona no encuentra la forma de conciliar el orden y el caos que la habita, es posible que se decida por uno de ellos. Si opta por el orden, combatirá su caos con vehemencia e intentará que este desaparezca de todas las manifestaciones de su conducta, tanto pública como privada.
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