La verdad está en nuestro interior pero enfrentarla suele ocasionar un importante malestar.
¿Por qué arrastramos durante tantos años, como si fuera una pesada cadena, un sufrimiento que desde el principio unas pocas sesiones de terapia hubieran alejado de nuestra vida para siempre?
La respuesta es: por miedo. Pero ¿miedo a que? A nosotros mismos.
Porque el sufrimiento que sentimos tan íntimamente encierra una verdad que no queremos admitir. Entonces nos entretenemos en negarla y mientras tanto la vida sigue y la verdad insoportable va creciendo y cada vez reclama con mayor fuerza que la escuchemos.
La práctica clínica, que no es otra cosa que el tratamiento psicológico, se adentra en el mundo de las vivencias personales.
Esta obviedad, que puede parecer risueña, enfatiza el hecho de que la manera de ver, sentir e interpretar el mundo de un/a paciente será muy diferente del de otro/a.
Sin embargo, en el mundo de las ciencias exactas esta característica no tiene sentido.
Las leyes físico-matemáticas no admiten interpretaciones personales y se basan, exclusivamente, en la objetividad de la evidencia universal.
Entonces, quien se anime a discutir la ley de la gravedad, el electromagnetismo, la organización interna de las células o los elementos químicos de la tabla periódica, enseguida será desautorizado.
Rigidez vs la flexibilidad son dos opuestos que están presentes en todos los vínculos.
Podemos imaginarlas como los extremos contrarios de una vara de medir entre los cuales hay muchas graduaciones.
Es lógico admitir que la sabiduría reside en moverse entre un extremo y el otro según las circunstancias de la vida, buscando un equilibrio entre la rigidez vs la flexibilidad.
Toda disciplina, todo ciencia, arte o relación se construye y avanza mezclando esos polos en proporciones adecuadas.
La capacidad de tolerar la frustración se construye durante el proceso de crecimiento y está directamente relacionada con el tipo de vínculo que el niño/a establece con sus progenitores.
La puesta de límites claros en la infancia es una pauta importantísima en la adquisición de la capacidad de tolerar la frustración.
Si se incorpora esta capacidad a una edad temprana, pasa a formar parte de la estructura de la personalidad y se suma a las capacidades que tendrá el individuo para hacer frente a las limitaciones y frustraciones que le impondrá la realidad.
Los síntomas neuróticos son una expresión de la mente y el cuerpo cuyo mensaje es irreconocible para nosotros.
La ironía es…
La ironía es que ese mensaje está expresado de una manera y en un lenguaje que hemos producido nosotros mismos.
Así, un síntoma neurótico expresa sentimientos e ideas que buscan satisfacerse pero con las cuales no estamos de acuerdo.
Por eso decimos que el síntoma es una artimaña de lo reprimido para engañarnos y poder acceder de esa forma a la satisfacción de los impulsos reprimidos.
También, un síntoma neurótico expresa un conflicto de intereses entre nuestros deseos y nuestra moral.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies