El imperio de la imagen se ha consolidado en la sociedad actual adquiriendo unas características nunca vistas en la historia de la civilización.
Los hombres y mujeres y las personas transgénero en general hacen un culto de la imagen nunca antes visto en la historia.
La apariencia, la estética de los cuerpos, se agota en sí misma, sin trascender ni ser vehículo de inquietudes existenciales más profundas.
El culto de la imagen no aspira a otra cosa que la exhibición de un cuerpo que no trasciende los límites de lo carnal y que se regodea en la autopercepción de sus cualidades.
Se añade a esta aspiración estética la estandarización de las formas tanto en el rostro como en el resto del cuerpo.
Las dos verdades hacen referencia a una situación ineludible del desarrollo.
Mientras crecemos, las experiencias vitales a las que nos enfrentamos despiertan en nosotros pensamientos y deseos, ideas e inclinaciones, en fin, intenciones de cumplimiento de propósitos que no siempre son bienvenidos por nuestros padres y nuestros educadores.
Tal situación, obliga a el niño o niña que está creciendo y descubriendo el mundo que lo rodea a la par que a sí mismo, a buscar un modo de ser aceptado y aceptarse dentro de su entorno afectivo y social.
Poco a poco, pero sin descanso y de manera bastante dolorosa, el niño y la niña en cuestión, tendrán que aceptar la renuncia a muchos de sus requerimientos y caprichos, a muchas de sus inclinaciones, entre las que se encuentran como protagonistas indiscutibles las egoístas y las agresivas, para iniciar un trabajo de reemplazo de esas inclinaciones por unas más aptas para la vida social.
El cumplimiento de deseos en los sueños es algo que se identificó hace ya más de 120 años.
En el caso de los niños se comprobó que eran simples cumplimientos de deseos de situaciones inconclusas deseadas durante el día que habían dejado un deseo consciente insatisfecho.
Así, el cumplimiento de deseo en los sueños de los niños es un cumplimiento de deseo de pensamientos y sentimientos conscientes.
El cumplimiento de deseos en los sueños de los adolescentes y adultos no sólo es un cumplimiento de deseos conscientes, sino que con mucha más frecuencia es un cumplimiento de deseos de pensamientos y sentimientos reprimidos, es decir, inconscientes.
El duelo de la enfermedad neurótica nos sale al paso casi desde el primer momento del tratamiento.
El duelo es un proceso psicológico con el que nos tenemos que haber en infinidad de situaciones de nuestra vida. A veces son micro duelos y otras duelos de mayor alcance y profundidad.
El duelo en la enfermedad neurótica
En esta ocasión, nos vamos a referir al duelo en la enfermedad neurótica
Suponiendo que hemos recurrido a la ayuda profesional, y suponiendo que hemos tenido el coraje de avanzar en la comprensión de los síntomas, y nos vemos en la difícil situación de afrontar nuestros deseos más oscuros, nuestras inclinaciones más reprimidas y todo aquello de lo que no podemos enorgullecernos ante el ideal que nos hemos construido acerca del tipo de persona que nos gustaría ser, he ahí una situación límite.
Llegados a este punto, al que denomino como una situación límite, el/la paciente debe tomar la difícil decisión de aceptar lo que verdaderamente es y emprender, con el nuevo conocimiento adquirido, un camino diferente al que había transitado hasta ese momento.
La insatisfacción de ser lo que soy es una frase con la que quiero remarcar un sentimiento que experimentamos casi todo el tiempo cuando pensamos en nosotros mismos.
De repente me pongo a pensar en que tengo un buen trabajo pero no tengo el tiempo libre que desearía. O quizás me sienta feliz de haber logrado obtener un titulo universitario, pero lamente haber tenido que sacrificar otras cosas importantes para lograr ese objetivo.
En un momento del día puedo alegrarme pensando en lo joven que soy y por la tarde entristecerme pensando en que ya soy viejo para algunas cosas y reflexionar sobre el paso del tiempo para acabar pensando en la brevedad de la existencia.
De repente puedo levantarme un día cualquiera y sentirme esplendido, simpático y encantador y al otro día experimentar tristes sentimientos de inseguridad y pesimismo.
En otros momentos y a veces de manera simultánea y mezclada tener la sensación del sin sentido de mi existencia y de la inutilidad de mis acciones junto con un sentimiento contrario de satisfacción y disfrute de los pequeños placeres cotidianos.
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