LA ACTUACIÓN EN LA TERAPIA
La actuación en la terapia se podría describir de la siguiente manera:
La paciente entra ( en este ejemplo pongo por caso una mujer ), se sienta y tras los saludos de rigor, saca su kit de maquillaje y, tras preguntarle al psicólogo si no le molesta que mientras hablan ella se maquille, empieza a mirarse en un pequeño espejito y a maquillarse.
Lo primero que le sucede al psicólogo es que se sorprende con semejante conducta. Repuesto de la sorpresa, intenta comprender el inusual comportamiento de la paciente.
Lo primero que llama su atención es que la paciente actúa como si le restara importancia a la situación terapéutica. El mensaje que trasmite con su actitud, es que no espera mucho de la terapia y menos aún, de lo que cabría esperar del terapeuta.
La interpretación de la actuación
El psicólogo observa en silencio como la paciente se maquilla mientras esta hace alusión distraída de alguna cuestión que la tiene preocupada, al tiempo que le echa un rápido vistazo a su interlocutor, como para asegurarse que ha prestado atención a lo que dijo.
Una simple observación del comportamiento de la paciente, pondrá en evidencia la aparatosa puesta en escena de un mecanismo de defensa que no consiste en otra cosa que la pretensión de que lo que le sucede es algo trivial, de tal naturaleza que uno puede hablar de ello mientras se hace el maquillaje.
Este tipo de actuaciones, en los que se realiza una especie de performance en la terapia, no son algo infrecuente, aunque la mayoría de las veces, suelen tener una manifestación más velada.
Las interpretaciones que pueden extraerse de estos comportamientos defensivos no se agotan en tal o cual mecanismo de defensa que se pone en juego, sino que dan lugar a comprender, también, por ejemplo, la actuación como un intento de seducción.
Intentar seducir al psicólogo para arrastrarlo hacia el interior de la enfermedad y anular su poder curativo. En este caso particular, la paciente que se maquilla, despliega su encanto ante el terapeuta, buscando someterlo y, quizás confirmar, que todos los hombres son iguales.
Podría ser el caso, no exclusivo, pero sí probable, de que la paciente hubiera tenido un padre abusador y de que la frustración, el dolor y el desprecio por ese padre abusador, se transfiera en la terapia sobre la figura del psicólogo.
Esto es lo que en la terapia se llama repetición del trauma y es muy importante saber interpretarlo.
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