Ayuda Coronavirus. ¿Tenemos cita para ir al doctor?
Aunque no nos guste esperar, vamos sabiendo nuestra condición de pacientes, y cuando nos enfrentamos a la espera por algún retraso en el horario de nuestra consulta, es como si ya hubiéramos asumido el significado de su palabra en su sentido más primario.
Entonces nos ponemos a mirar una revista o el móvil. A esperar. Y somos pacientes con la situación.
Pero a veces se alarga tanto que las manitas del reloj parecen empezar a boicotearnos y nos empezamos a poner realmente nerviosos. Llega un momento en el que decidimos levantarnos y preguntarle a la secretaria del lugar, qué es lo que sucede.
Pero ante la respuesta de que aún quedan 3 «pacientes» delante nuestro, nos resulta ya insostenible y nos retiramos exasperados. Una sensación de haber perdido el tiempo se apodera de nosotros. Pedimos otra consulta para lo más pronto posible pero ya estamos desilusionados. La ansiedad ha ido creciendo y estamos desequilibrados.
«No es justo», nos dice una voz desde adentro.
Pienso en esta situación corriente que todos reconocen, para abordar de manera sencilla qué nos ha pasado con el primer confinamiento, la segunda ola, la tercera , y la paulatina pérdida de confianza.
Nos sorprendió, nos sacudió, paralizó, atemorizó, y allí estábamos esperando que nos dijeran qué hacer, cómo, por cuánto.
Ayuda Coronavirus
Vimos el sufrimiento a nuestro lado, en frente, o cerca, pero estaba allí. Nos encontramos unidos como nos unimos las personas ante una tragedia. Y obedecimos. Cumplimos con todas las reglas y se hizo larga la espera y largo el temor.
La esperanza nos mantuvo fuertes, a algunos más que a otros. Pero esperábamos. Las mascarillas y el alcohol pasaron a ser inseparables y la nueva normalidad empezó a llegar como a cuenta gotas.
Cuando llegó fin de año, brindamos como si este nuevo comienzo en el calendario nos fuera a traer mágicamente la vida de antes. Nos relajamos. Todo prometía, al menos dentro nuestro, que sería mejor.
Y llegó a tercer ola.
Como esa secretaria que nos dice que aún faltan tres o cuatro pacientes delante nuestro, sentimos ganas de irnos. De abandonar. De decir basta. «No es justo».
Muchos ahora sienten ese peso del desgaste. Esa desilusión, el tormento de haber esperado y la sensación de haberlo hecho sin premio alguno.
Problemas para cobrar el ERTE, el seguro de desempleo que no llega, la falta de trabajo, las mascarillas durante largas horas tapando nuestra mueca de hartazgo. Miradas cansadas. Aún miedo.
Llega la vacuna y parece iluminarse allá a lo lejos algún faro, entre la tormenta que no amaina. Y otra vez el cuerpo quiere creer y nadar hacia adelante, pero la mente nos juega en contra.
Es verdad? Quién se atreve a creer? Faltan las fuerzas. Algunos tiran la toalla.
Es este un motivo real, el momento apropiado para buscar esa consulta terapéutica de rescate, de asistencia puntual que hablamos en la publicación anterior.
Tal vez un punto de apoyo para volver a equilibrar nuestra mirada ante la realidad que se presenta dura.
https://www.psicologialasmusas.es/donde-estamos/
Muy buen post, muy recomendable! Reciba un cordial saludo.
Muchas gracias.